Carta a Padres de Familia

24 de Agosto de 1998

Estimados Padres de Familia,

Soy una educadora anglosajona bilingüe quien les dirige esta carta sobre la educación de sus hijos en las escuelas públicas de California. Les escribo porque sé que existe mucha confusión entre ustedes debido a la nueva ley bajo la Propuesta 227. Esta ley requiere un programa de un año de inglés intensivo para los alumnos que todavía no hablan suficiente inglés para participar en las clases regulares al mismo nivel que sus compañeros de habla inglesa. Quiero clarificar las provisiones de esta ley y expresar mis opiniones sobre sus consecuencias. Estas opiniones se basan en mis 30 años de experiencia en la enseñanza de idiomas y en la educación bilingüe.

Una ley injusta

Primero, quiero indicar que la Propuesta 227 es una ley injusta sin fundamentos en las buenas prácticas educativas. Desafortunadamente, esta ley está basada en una ideología equivocada. Los proponentes de esta ley han basado sus ideas en estereotipos y prejuicios acerca de lo que significa ser una persona bilingüe y bicultural. Esto se debe a que ellos mismos son monolingües, o son personas que han rechazado sus raíces culturales. También se debe a sus motivaciones políticas porque han querido despertar los miedos y los prejuicios de la población anglo en contra de los inmigrantes. Engañosamente, se han aprovechado de la ignorancia de la mayoría de los votantes para lograr una intervención injustificada del público en general entre los maestros de escuela y los padres de familia al hacer las decisiones sobre los mejores métodos de educar a los niños bilingües. Les digo esto para que escuchen con mucha cuatela los argumentos que pondrán en las escuelas solicitando su participación en el programa de inglés intensivo.

El programa intensivo de inglés no se basa en la realidad

La ley de la Propuesta 227 se basa en la teoría de que los niños que hablan español pueden aprender suficiente inglés durante un año para igualarse a sus compañeros que han hablado inglés durante toda su vida. Ustedes que seguramente han luchado para aprender inglés reconocen que éste es un reto casi imposible para la majoría de los niños. Tampoco la ley toma en consideración el hecho de que mientras el alumno aprende inglés, si no recibe instrucción en su lengua materna, se atrasará en su aprendizaje de otras materias, tales como lectura, matemáticas, ciencias sociales y ciencias naturales. Estas materias tiene igual importancia para los avances de sus hijos en la escuela.

El programa que requiere la ley 227 no reune las características que exijimos los educadores en cuanto a la enseñaza de las habilidades básicas necesarias para los adelantos escolares de los alumnos de primaria. Lo que más nos preocupa de esta ley es que no ofrece garantías de que los niños no se atrasen irremediablemente durante su periodo de inglés intensivo. La injusticia de la ley reside en que sí existe una forma de instruir a los alumnos hispanohablantes sin perjudicar su aprovechamiento escolar total. Es la educación bilingüe bien estructurada con maestros bien capacitados quienes imparten un programa progresivo y coherente. Este programa es el que ustedes los padres de familia, quienes son los responsables por la buena formación académica de sus hijos, deben exigir.

Lo que ofrece la educación bilingüe

La educación bilingüe se basa en modelos pedagógicos y experiencias comprobados por muchos años de investigaciones sobre cómo se aprenden los idiomas y cómo se adquieren conocimientos académicos a la vez. Sabemos que son íntimamente ligados el desarrollo intelectual del alumno y su aprendizaje de un segundo idioma. Como ustedes pueden ver en sus casos personales, el hecho de que no puedan expresar sus conocimientos en su segundo idioma, el inglés, no quiere decir que son ignorantes. Tampoco, aunque hablaran el inglés perfectamente, serían capaces de expresar cosas que no saben. El lenguaje es una herramienta para aprender y para expresar lo que uno ha aprendido. Sus hijos ya son dueños de un idioma en que pueden aprender y expresar sus conocimientos–el español. Lo deben de poder utilizar mientras adquieren una segunda herramienta–el inglés. Deben tener todos los niños la oportunidad de ser bilingües.

Los "waivers" o excepciones al programa de inglés intensivo

La ley 227 impone un sistema para peticiones de excepciones al programa de inglés intensivo que se llaman "waivers." Estas excepciones se concederán a base de peticiones por escrito a los oficiales de la escuela donde asisten sus hijos. Para los niños menores de 10 años se pide la excepción basada en necesidades especiales educativas del alumno. Si los administradores aprueban el caso de 20 alumnos, la ley les obliga a formar un programa bilingüe para esos alumnos.

La idea de que su hijo o hija tenga que comprobar "una necesidad especial" para que pueda aprender en su lengua materna indudablemente les paracerá repugnante a muchos padres de familia. Esta es una parte vergonzosa de la ley 227, no para los niños que no hablan inglés y sus padres, sino para los que crearon esta ley sin comprender el valor de la cultura familiar de los alumnos y el gran valor del bilingüismo. Incluyeron este requisito de la ley para poner obstáculos en el camino ante los padres de familia latinoamericanos. La motivación racista de estos requisitos no debe impedir que los padres hagan buenas decisiones para educar a sus hijos basados en buenas prácticas pedagógicas y en sus derechos civiles.

Unos consejos

Todos reconocemos que es muy importante que nuestros jóvenes aprendan inglés aquí en Estados Unidos. Sobre esto hay un acuerdo. Sobre la mejor forma y el tiempo que requiere un niño para aprender inglés suficiente para avanzar en la escuela, no hay acuerdo. Los educadores bilingües como yo creemos que un aprendizaje gradual y progresivo de tres a cinco años, mientras hay instrucción en la lengua materna, es mucho más apropiado y eficaz. No solamente no le hace daños al alumno aprender en español, sino le resulta de gran beneficio. Sabemos, por ejemplo, que es bastante fácil para el niño hispanohablante aprender a leer en español dentro de unos cuantos meses. Ya que sabe leer, puede utilizar esta habilidad de lectura para decifrar palabras conocidas en inglés. Se facilita así el aprendizaje de la lectura en inglés y del inglés como segundo idioma.

Cuando visiten la escuela de sus hijos ahora en septiembre, ustedes los padres de familia tendrán que enfrentar muchas decisiones que les paracerán confusas e ilógicas. Los proponentes de la educación monolingüe en inglés les harán promesas con que difícilmente pueden cumplir. Algunos tendrán buenas intenciones, pero sin los conocimiento de los expertos, quienes son en realidad los maestros bilingües. Cuales sean sus motivaciones, ustedes deben de escuchar y evaluar con cuidado las alternativas de acción permitidas bajo la nueva ley, recordando siempre que su primera lealtad es para el bienestar de sus hijos. No deben de sentirse presionados ni hay que dejarse manipular por ideologías ajenas a sus intereses. Compartan con los maestros bilingües de su escuela sus preocupaciones y sus deseos para sus hijos. Formen una comunidad con otros padres de familia para enfrentar los problemas que nacen de la ley 227. Recuerden que los Estados Unidos es una gran nación, que a pesar de haber dado unos pasos equivocados en el camino a la libertad y a una sociedad justa, encuentra su fundamento en los derechos de toda persona de gozar de sus beneficios como iguales. A la larga, las injusticias no truinfarán mientras los padres de familia y los educadores de buena voluntad no se queden callados.

Atentamente,

Jill Kerper Mora 
Doctorado en Pedagogía Lingüística 
San Diego State University

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